Hay historias que nacen del amor… y otras, del fuego.
La nuestra nació de una diferencia que se volvió unión:
Agustina comía poca y nada de carne.
Josué, en cambio, era todo carne.
El punto de encuentro fue la parrilla, el humo, el aroma a leña.
Ahí, entre brasas, empezó EstaqueameLaVaca.
En 2018 comenzamos a participar en competencias de asado provinciales y nacionales, persiguiendo el desafío, el aprendizaje y la emoción de cocinar entre los mejores.
En cada torneo descubrimos algo más profundo que la técnica:
la conexión con la tierra, la raíz, la patria y la memoria colectiva del asado argentino.
Los jurados y el público nos decían lo mismo: que nuestras comidas no solo tenían sabor,
tenían emoción.
De ahí en adelante, nos volvimos adictos a generar sensaciones: a ver cómo un bocado puede despertar recuerdos, risas, miradas, abrazos.
En 2021 sentimos que era momento de encender nuestro propio fuego, y así nació EstaqueameLaVaca como marca, como camino y como filosofía.
Empezamos de boca en boca, cocinando en patios, juntadas y celebraciones familiares, llevando siempre la misma promesa: fuego real, sabor auténtico y emoción verdadera.
Hoy seguimos creciendo, conectándonos, disfrutando. Cada evento que hacemos es una historia que se cocina despacio, con respeto y con alma.
Cocinamos tradición, Servimos emoción.
Josué, no es solo un parrillero: es un estudioso del fuego y del humo.
Observa cómo reacciona la llama, cómo cambia un sabor con cada leña, con cada distancia, con cada tiempo.
Es cocinero de bodegón, maestro panadero, pizzero y cuchillero forjador.
Todo lo que toca lo transforma con paciencia y pasión.
Tiene algo de alquimista y algo de loco: vuela de ideas, busca combinaciones imposibles y crea sabores que cuentan historias.
Sueña con que todos conozcan el arte del ahumado, con gritarle al mundo que venga a probar lo que hace.
Ama enseñar, pero no a cualquiera: solo a quien esté dispuesto a pisar brasas, llorar con el humo y hacerse callos de tanto calor.
No hay nada que lo conmueva más que alguien le diga “me hiciste acordar a…”
Porque ahí sabe que logró lo que buscaba: despertar emoción.
Agustina si bien es quien siempre está al frente, no le gusta ser la estrella.
Prefiere estar detrás de escena, observando, cuidando, asegurándose de que todo salga como debe.
Porque sabe que el verdadero brillo no está en mostrarse, sino en hacer que todo funcione con alma y precisión.
Soñadora, pero con los pies en la tierra.
Perfeccionista, meticulosa, curiosa.
La cocina la habita desde chica: su madre, su abuela y su tía —mujeres fuertes, linaje italiano, del interior de córdoba, guerreras— le enseñaron que cocinar es también una forma de amar y de resistir.
Agustina es la mirada que equilibra el fuego de Josué.
La que transforma la pasión en dirección.
La que escucha, analiza y mejora, una y otra vez.
Mientras más detalles le digan, más se enciende: no se achica ante los desafíos, los convierte en impulso.
Ella es quien sostiene la armonía entre el caos del fuego y la calma del servicio.
La que no busca protagonismo, pero deja su huella en todo lo que se hace.
Según el tamaño y la naturaleza del evento, sumamos colaboradores que comparten nuestra filosofía:
asadores, mozos, bartenders, sommeliers y personal de servicio.
Todos cocinan con alma, sirven con respeto y sienten orgullo de pertenecer a un fuego que une.
Porque para nosotros, no hay evento chico ni fuego pequeño.
Cada llama encendida es una historia que vuelve a empezar.